La consecuencia de este pacto de amor fue un testimonio real de lo que Dios hizo en la vida de la familia Morales, miembros del distrito Fayetteville en Carolina del Norte. Amós describe su llegada a este país en el año 2006 como un momento de lucha intensa. Sin dinero, en una condición no ventajosa, se tuvo que abrir paso en medio de los desafíos que presenta la búsqueda del sueño americano. No obstante, su corazón estaba lleno de sueños y su espíritu de vigor y lo más importante, de las valerosas enseñanzas de la Biblia que sus padres habían transmitido con amor. En este país conoció a Josefina que ahora es su esposa y con quien tuvo dos hijos: Jassanny y Samuel. Amós trabajaba arduamente a fin de cubrir los gastos y proveer el sustento para su familia. Cierto día, sentado en su casa tomó la Biblia y al abrirla sus ojos se posaron en Malaquías 3:10. Básicamente se concentró en la promesa de ese versículo. A medida que repetía la lectura, más claro se le hacía el deseo que Dios tiene de bendecir a sus hijos. Es así como se dijo: “Ha llegado el momento de probar y ver.” Decidió convertirse en socio del Señor dueño de todo. No sólo diezmaría su sueldo, sino que haría un pacto de dar el 15% de sus entradas en ofrendas. Al principio no fue fácil cumplir esa promesa, dijo Amós. El 25% es un número importante y las demandas financieras se habían hecho más severas aún, ya que habían decidido educar a sus hijos en escuelas adventistas. No obstante, él y Josefina decidieron no fallar a su pacto.
Una noche, mientras se encontraban tranquilos en las actividades habituales luego de regresar de sus tareas cotidianas, un delincuente armado ingresó a la vivienda y los sometió bajo amenaza. Todos estaban en estado de shock. Asustados, perplejos, temían un desenlace fatal. El delincuente buscaba desesperadamente dinero. Estaba nervioso, se movía con rapidez. De repente, sin causa aparente, se dio media vuelta y salió por donde había entrado. La familia supo que había ocurrido un milagro y Dios había demostrado su cuidado. Lo que no sabían era que detrás de ese milagro Dios les daría otra sorpresa, y ellos entenderían el por qué de este peligroso incidente.
Al día siguiente Amós fue al abogado que se ocupaba de sus asuntos legales a fin de describirle lo sucedido y preguntarle qué debían hacer. En esa época ellos estaban cambiando su estado inmigratorio en un proceso que era complicado. Cuando el abogado escuchó lo sucedido les dijo que debido a este incidente aparentemente desafortunado, ellos ahora calificaban para un estatus inmigratorio diferente que les facilitaría su proceso legal. No podían creerlo. Lo sucedido no era más ni menos que Dios abriendo las ventanas de los cielos tal como lo prometió.
Amós mira hacia atrás agradecido. Sus hijos pueden disfrutar de una educación cristiana, ellos de la tranquilidad de poder continuar trabajando sin el temor a vencimientos de visas, y Dios ha duplicado sus ingresos.
“Nosotros continuamos siendo fieles,” dice Amós, “y proclamando con vehemencia ‘Probad y Ved’.”
Hispanic | October 2018
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