Anthony y Nayeli Nix asisten a la iglesia Hispano-Americana de Collegedale, Tennessee, que se encuentra ubicada en el campus de la Universidad Southern. Esta iglesia está embarcada en un proyecto apoyado por la universidad. La cantidad de estudiantes hispanos ha crecido significativamente en los últimos años y esta universidad es la única que cuenta con una iglesia hispana en su campus. Esto permite que los jóvenes permanezcan activos, sirviendo en los diferentes ministerios. Esta es la etapa en la que se produce un mayor porcentaje de apostasía en la juventud. El involucrarlos en el liderazgo de la iglesia local y ofrecer programas enfocados en el crecimiento espiritual, es parte de la solución de este problema, ya que afirma su sentido de identidad religiosa.
El número de jóvenes que asisten a esta iglesia ha crecido notablemente. El templo es pequeño. Es por eso que se ha lanzado un proyecto de fe que incluye la construcción de un edificio con capacidad para 700 personas, con un centro de producción mediática que pueda facilitar la misión de los estudiantes. Desde allí se planea grabar y transmitir programas de evangelismo. Para esto se está juntando dinero a base de compromisos financieros adquiridos por la hermandad, y de donaciones.
Este proyecto tomará tiempo, por lo tanto los miembros han decidido no esperar hasta construir el nuevo edificio para continuar con su misión. Se están desarrollando campañas que se transmiten a través de las redes sociales, y se graban y distribuyen como materiales de evangelismo. Así se llega a muchos países del mundo hispano. Los estudiantes colaboran en dichas campañas, las cuales reúnen a más de 60,000 personas de todo el mundo hispano. En este contexto es que se desarrolla la historia de Anthony y su esposa Nayeli.
Un sábado de mañana Nayeli se encontraba ayudando en una actividad del departamento de niños. Anthony estaba sentado solo durante el servicio de culto. Joel Barrios, el pastor de la iglesia, predicó un sermón apelando a la hermandad a colaborar en este emprendimiento en el que expresó que esto podría requerir sacrificios. Anthony escuchó con mucha atención y no se vio presionado por el sermón sino que fue lleno de un enorme deseo de poner tiempo y dinero en esta causa.
Siempre que toman una decisión financiera, Anthony y Nayeli no actúan hasta no estar de acuerdo. Esta vez, con un poco de temor por decidir en forma independiente, Anthony prometió a Dios dar aproximadamente un 90% de su sueldo de enero del 2017.
El hecho de no haber consultado con su esposa, tenía a Anthony un poco tenso. En su mente ensayaba la forma en la que le contaría a Nayeli sobre su decisión. Nayeli es estudiante de tiempo completo, y él está estudiando Teología medio tiempo y trabajando en el supermercado de la universidad. Tienen tres hijos pequeños, y su sueldo, era el que se le paga a una persona para contestar los teléfonos, aunque las responsabilidades que había asumido desde que había comenzado este trabajo habían aumentado en forma considerable. A sus tareas se le había agregado trabajos de contaduría, de control de compras, etc. Dar esta noticia a su esposa no sería tarea fácil, pensaba él. Al hacerlo la respuesta de ella fue: “¿Cómo?” sin disimular su asombro. A los efectos de suavizar la situación, Anthony le propuso escuchar el sermón que el pastor había predicado, y ella no se opuso; lo escuchó con atención y al terminar le dijo: “Estoy dispuesta a hacer ese sacrificio, y me siento feliz de ayudar a que otros conozcan a Dios.” La felicidad de Anthony no se podía describir.
En esos días la gerencia del supermercado donde trabaja Anthony había cambiado. El nuevo gerente había evaluado las responsabilidades de Anthony, y llegado a la conclusión de que su sueldo no estaba a la altura de las mismas. Generalmente los aumentos que se otorgan son de un 3% o 4% anual, lo cual equivale a unos $500 por año. No obstante, para sorpresa de Anthony, el aumento que se le otorgó fue muchísimo mayor, superando por lejos lo que él había donado para el proyecto de la iglesia.
Dios no necesita nuestro dinero. Le dio a Anthony más de lo que él había donado. El Señor sólo quiere nuestra confianza, porque sabe que nosotros la necesitamos para transitar nuestro camino en paz, con la seguridad de su cuidado.
«Bendito el hombre que confía en el Señor, y pone su confianza en Él.
Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto.» Jeremías 17:7-8
Hispanic | January 2017
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